
La libertad duele. Podríamos acostumbrarnos a la prisión, entretenernos en sus barrotes grises. Liberarse es más difícil, porque habrá cadenas rotas y muñecas ensangrentadas. Aún detrás de la reja el sol quemará nuestra piel y la vida será sólo nuestra. Es tan difícil liberarse de todo eso que me hace mal, no es por adicción. Es que si vivo en la prisión de amarte locamente desde que tengo memoria, ¿cómo no voy a temerle a dejar de quererte? ¿Cómo no temerle a lo que no conozco aún? Es tan fácil llorarte cada día, cada noche. Pero quiero ser libre y a pesar del dolor voy a olvidarme de ti... o a tenerte de nuevo aquí.
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